"El sonido de la música"
"Sonrisas y lágrimas" (cuando la cursilería del título original es superada por un distribuidor sensiblero)
"Pilas no incluídas"
"Nuestros maravillosos aliados" (¿aún seguimos hablando de las pilas?)
"Butch Cassidy and the Sundance Kid"
"Dos hombres y un destino" (mu'poético, sí señor)
"Chicas malas"
"Cuatro mujeres y un destino" (los títulos clásicos nunca pasan de moda ...)
"Avión"
"Aterriza como puedas" (la primera y auténtica "... como puedas")
"La pistola desnuda"
"Agárralo como puedas" (y después cualquier peli con Leslie Nielsen era "... como puedas")
"Pinta tu carreta"
"La leyenda de la ciudad sin nombre" (un raro caso en que la traducción mejora al original)
"Bienvenida a casa, Roxy Carmichael"
"Aquí te pillo, aquí te mato" (¡toma, como si fuera una peli porno!)THAI DRAGON (Tom-Yum-Goong) (2005) (Prachya Pinkaew)
No sin mis elefantes
Un alegre y despreocupado muchachito vive en la selva tailandesa junto con su padre, un elefante y el hijo del elefante (una clara muestra de la desintegración de la familia tradicional…). Todos son muy felices hasta que un día en la ciudad unos hombres muy malos disparan al padre del muchachito y secuestran a los dos paquidermos (elegante sinónimo para no volver a llamarlos elefantes). Una vez nuestro simpático amigo descubre que se han llevado a su “familia” a Sydney, decide ir a buscarlos aunque tenga que enfrentarse a la peña más chunga y corrupta de la ciudad. Se masca la tragedia de bofetadas, ¿a qué sí?
Tony Jaa, protagonista de “Ong-Bak”, repite su papel de reparte-galletas en una película pensada única y exclusivamente para su lucimiento. La cinta alterna escenas de bofetadas con escenas que (intentan) hacer avanzar la historia. Y digo intentan porque no hay gran cosa a explicar (y si no me crees, vuelve a leerte la sinopsis del párrafo anterior). Para aligerar tan “profunda” historia, nos encontramos con el elemento cómico (¿?) del policía (interpretado por Petchtai Wongkamlao y que también participaba en la citada “Ong-Bak”), personaje que no consigue arrancarnos ni una mísera sonrisa. Con lo cual, cada vez que Tony Jaa no está rompiéndole la dentadura al pringado de turno, no dejas de mirar el reloj para comprobar lo fácilmente que se pueden desperdiciar 90 minutos de tu vida.
Cinta mediocre sólo recomendada para los muy incondicionales de las pelis de artes marciales.
A destacar: la escena de la escalera. Un prodigio de coreografía que desearías saber cuántas veces tuvieron que ensayar hasta que quedó tal y como luce en la película.
A olvidar: la historia y los actores, especialmente el villano.
Si tienes tiempo libre: fíjate que el cameo de Jackie Chan en el aeropuerto NO está protagonizado por Jackie Chan. ¿Cómo te has quedado?
Thai-Dragon - Mejores Momentos
¡Míralos que majetes cantando junticos!
¡Corre, cari, que nos perdemos el catering!
Nuevo volumen de la serie “El Bruto” y esta vez con cambio de registro por parte del autor. Abandonamos el desparrame habitual de violencia y humor para encontrarnos con una historia de serie negra ambientada en Chinatown donde asistimos a un hecho crucial del pasado del Bruto. Dicha historia se alterna con una trama ambientada en la actualidad con un nuevo enemigo (el Sr. Mimbre) que parece tener motivos muy personales para arruinarle la vida a nuestro protagonista.
El autor se divierte (y nos divierte) con una trama probablemente muy trillada pero que en manos de Eric Powell consigue suficiente fuerza para encajar a la perfección en el universo del Bruto, dotando a su personaje de un pasado de chico bueno que toma el camino equivocado por mucho que intente enmendarse.
Como todos los tomos de “El Bruto”, hay que acoger esta publicación con la mayor de las alegrías (y más si tenemos en cuenta lo que ha tardado Norma en editar este ejemplar…). Un ejemplar que da respuesta a uno de los enigmas planteados discretamente en anteriores aventuras: ¿qué le sucedió a nuestro amado brutote en Chinatown que lo marcó tan profundamente?
Y como siempre, Franky demuestra que es el amigo que todos quisiéramos haber tenido. ¡En todo el ojo, cabr**!
